Una opción de superación
Mucho se ha dicho sobre la efectividad de la tecnología en la enseñanza, especialmente cuando se trata de ser un estudiante virtual. Algunos creen que el esquema de cara a cara es lo más funcional, sin embargo, hay quien ve en la educación online el futuro de la formación académica a distancia.
Si tu sueño es realizar algún estudio en una universidad de prestigio, pero no posees los recursos económicos para solventar tu estancia en el país de la institución, tu mejor opción es, en definitiva, la educación virtual.
Según la UNESCO (1998), la educación virtual se define como “entornos de aprendizajes que constituyen una forma totalmente nueva, en relación con la tecnología educativa… un programa informático – interactivo de carácter pedagógico que posee una capacidad de comunicación integrada. Son una innovación relativamente reciente y fruto de la convergencia de las tecnologías informáticas y de telecomunicaciones que se ha intensificado durante los últimos diez años”.
La educación a distancia es una modalidad educativa en la que los estudiantes no necesitan asistir físicamente a ningún aula. Normalmente, se envía al estudiante por correo el material de estudio (textos escritos, vídeos, cintas de audio, CD-Rom) y él devuelve los ejercicios resueltos. Hoy en día, se utiliza también el correo electrónico y otras posibilidades que ofrece Internet, como son los Blogs, fundamentalmente las aulas virtuales como el LMS Moodle (Educación en línea). Al aprendizaje desarrollado con las nuevas tecnologías de la comunicación se le llama e-learning. En algunos casos, los estudiantes deben o pueden acudir físicamente en determinadas ocasiones para recibir tutorías, o bien para realizar exámenes. La educación virtual sigue avanzando a pasos agigantados. Ya no solo se ofrecen cursos, especializaciones, posgrados (maestrías, doctorados, etc.) sino que ya podemos encontrar carreras completas en esta modalidad.
Esta modalidad de estudio es aprovechada por miles de estudiantes de las zonas más remotas, que de otra manera no tendrían la posibilidad de cursar una carrera. Nos permite, a través de una PC con conexión a internet (la de nuestra casa, oficina, café internet, etc.), acceder a los cursos, tareas, exámenes, comunicarnos con nuestros compañeros y tutores, descargar el material de las diferentes materias, sin necesidad de asistir físicamente a la universidad y sobre todo, si eres es de aquellas personas que necesita o prefiere flexibilidad en los horarios, evitar transportarte de un lugar a otro y aprender a tu propio ritmo manejando tu tiempo de la manera que más te convenga, esta es la forma de estudiar. Esta flexibilidad de horarios a veces está limitada en ciertos cursos que exigen participación en línea en horarios o espacios específicos.
Para un estudiante virtual, la ausencia de un salón de clases, compañeros y pizarrón no es un obstáculo de comunicación: la comunicación escrita es su fuerte y le resulta cómoda para expresarse. Asimismo, es capaz de auto-motivarse y auto-disciplinarse, pues no necesita de alguien que lo elogie o lo critique continuamente para seguir adelante, debe ser responsable y tener un serio compromiso con su hambre de conocimiento. El esfuerzo no es menor a la educación presencial: se necesita mucha concentración porque, al no estar en el aula, las distracciones son múltiples, desde el café hasta la televisión, desde una mascota hasta la tentación de navegar libremente en Internet.
Por otro lado el tutor virtual es un facilitador, no un profesor autoritario. No vigila, sino guía. Por lo mismo, la reflexión es una parte esencial del proceso de aprendizaje. El éxito de un estudiante virtual depende simplemente de alinear su estilo de estudio y su personalidad con las exigencias del programa académico.
Los programas que se pueden ofrecen a través de la red son:
• Bachillerato para adultos
• Carreras universitarias
• Cursos de inglés
• Cursos de informática
• Seminarios
• Simulacro prueba ICFES
Las principales ventajas de este tipo de aprendizaje son muchas: primero que nada, no tener que salir de casa y tener la posibilidad de estudiar en una amplia gama de instituciones de todo el mundo que ofrecen este tipo de servicio. Además, permite mejorar la cualificación académica y profesional de la población adulta. Otro punto a favor es la flexibilidad del sistema que facilita además la organización del tiempo personal del alumnado, respetando la vida familiar y su empleo con flexibilidad de horarios sin que sea necesario tener un itinerario rígido de clases. Ser un estudiante virtual es, además, mucho menos costoso que ser presencial: realizar estudios en el exterior implica gastos de estancia, alimentación, etc., costos que no hay que cubrir en un programa virtual.
Sus desventajas se refieren a la desconfianza que se genera ante la falta de comunicación entre el profesor y sus alumnos, sobre todo en el proceso de aprendizaje y de evaluación académica del alumnado. Por otro lado, es necesaria una intervención activa del tutor para evitar el potencial aislamiento que puede percibir el alumno que estudia en esta modalidad, al eliminarse la interacción social en presencia.
Generalmente el cambio a un sistema de educación a distancia exige al alumnado una adaptación específica: ha de aprender a usar materiales didácticos específicos y aulas virtuales, a comunicarse con sus profesores y con los otros alumnos a través de medios de comunicación y ha de ser capaz de organizar su tiempo de estudio para compaginar vida personal, laboral y académica. Por ello la labor del profesor como tutor que acompaña el proceso de aprendizaje es imprescindible.
Además de éstas hay otras desventajas específicas propias de la naturaleza de los distintos campos del saber. Ése es el caso de las clases de idiomas, donde a pesar de haberse registrado una notable evolución tecnológica que ha hecho de la misma una enseñanza más efectiva y atractiva para el estudiante; aún está lejos de transmitir toda la información no verbal que rodea el acto de habla y que forma una parte indispensable del mismo.
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