La educación virtual en el
mundo está avanzando a pasos agigantados, cambiando la rutina de un estudiante
de manera radical. En países desarrollados; los avances tecnológicos han logrado
que esta nueva forma de aleccionar sea muy eficaz; sin embargo, para los países
tercermundistas, entre ellos el nuestro, esta educación es aun desconocida, quedándonos
así en el atraso, quizás por eso estamos en la última escala en lo que al aprendizaje
se refiere.
Las computadoras son
indispensables para dar un respaldo a una buena educación; mientras unos se
quedan sólo en libros, otros aprenden de otras partes del mundo a través del
Internet, con esto no queremos decir que un libro no es vital para el
aprendizaje, al contrario, si a las páginas escritas le sumamos un libro
virtual, nuestro aprendizaje estará rico en información.
Considerablemente se ha dicho mucho sobre la efectividad de la
tecnología en la enseñanza, pero cabe resaltar que es imprescindible cuando se
trata de ser un estudiante virtual. Algunos creen que el modelo de cara a cara
es más funcional, sin embargo, hay quienes ven en la educación virtual el
futuro de su formación académica a distancia.
Esta modalidad educativa permite que los profesionales no necesiten asistir
físicamente a ningún aula, por el contrario, en el mundo virtual encuentran
nuevos modelos que les permiten adquirir “píldoras de conocimiento”, en función de
competencias del nuevo mundo.
La virtualidad ofrece grandes expectativas acerca del modelo pedagógico para
facilitar la total
independencia y flexibilidad
en los horarios, con disponibilidad de 24 horas, los 365 días del año, aprendiendo a su propio
ritmo de la manera que más convenga, esta es la nueva forma de estudiar.
Para un estudiante virtual, la separación de un salón de clases,
compañeros y de la pizarra no es un obstáculo, pues la comunicación escrita es
su fuerte proporcionándole comodidad para expresarse. Asimismo, demuestra
capacidades de auto-motivación y auto-disciplina, pues no requiere de elogios o
críticas para seguir adelante, demostrando en todo momento la responsabilidad y
el serio compromiso que se plantea con su apetito de conocimiento. Para todas aquellas
personas que piensan que esta educación no es la más adecuada para formarse, están
en error, pues el esfuerzo no es menor a la educación presencial, ya que se
necesita de mucha concentración porque, al no estar situados en un aula, las
distracciones del entorno son múltiples, desde el café hasta la televisión,
desde una mascota hasta el estímulo de navegar libremente en Internet.
Podemos afirmar que la educación universitaria ya no
es el punto final del aprendizaje. Hoy nos damos cuenta que en nuestro entorno
hay una creciente demanda de profesionales que después de terminar su carrera, tienen
la iniciativa de especializarse en diversos campos para lograr un cambio constructivo
y un desarrollo orientado a la superación del atraso y a la desactualización.